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Erupción submarina |
Con la capacidad que tiene el hombre en la actualidad de desplazarse miles de kilómetros en unas pocas horas gracias a los modernos medios de transporte, la idea de que la Tierra es muy
pequeña es una sensación real. Si a eso sumamos que vamos haciendo
ricia por allí por donde pasamos y que estamos dejando nuestra (guarra) pisada hasta en los lugares más recónditos del planeta, la sensación no es que vivimos en un planeta, sino prácticamente en un
cuchitril. No obstante esta imagen de lata de sardinas planetaria girando alrededor del Sol, la verdad es que desconocemos mucho más de lo que conocemos de ésta nuestra única casa cósmica. Y como ejemplo, el botón de que, en medio de la inmensidad del
Océano Pacífico y a unos 2.000 metros de profundidad, los investigadores han encontrado lo que puede ser considerado el mayor volcán de la Tierra, pero no solo de la Tierra, sino que podría serlo de todo el
Sistema Solar conocido. Se trata del
Tamu Massif.
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Mapa Mundial de los Fondos Marinos |
Cuando en 1977, la geóloga
Marie Tharp presentó su asombrosa cartografía de los fondos marinos mundiales (
ver Marie Tharp, la increible obra de una mujer discriminada), su descomunal currada sirvió para dejar en evidencia que por mucho que hubiésemos llegado a todos los rincones del planeta, en realidad no conocíamos prácticamente
nada de él. Los
fondos marinos, con estar tan cerca de nosotros y a pesar de tenerlos tan esquilmados como los estantes de un gran almacén en período de rebajas (
ver El bacalao y la estúpida historia de su sobrepesca), eran unos desconocidos que escondían todo tipo de sorpresas para el siempre curioso
conocimiento humano. Una legión de científicos se pusieron manos a la obra para estudiarlos.
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Dr. William W. Sager |
Fruto de estos estudios, en septiembre de 2013, el geofísico marino por la Universidad de Houston (Texas)
William W. Sager, publicó en la revista
Nature el fruto de 20 años de investigaciones. Investigaciones que habían dejado patente que aquel macizo volcánico submarino que se encontraba a unos 1.600 km al este de
Japón, no había sido formado por una concatenación de volcanes como pudieran ser las
islas Hawaii o las
Canarias sino que, en realidad había sido formado por una única abertura: es decir, era un
único volcán. La noticia conmocionó todo el mundo científico (para compensar, en
Mujeres y Hombres y Viceversa, los "tronistas" siguieron con su habitual encefalograma plano, faltaría más). Y es que las medidas de aquello que la inmensidad oceánica esconde son simplemente de impresión.
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Ubicación de Tamu Massif |
El macizo, llamado "
Tamu" por el acrónimo de la universidad para la que trabajaba Sager cuando empezó su estudio (
Texas A&M -Agricultural and Mechanical-
University) y "
Massif" por significar "macizo" en francés, está formado casi en exclusiva por
basalto, tiene su cima a 1.980 m de profundidad y arranca desde el fondo marino a 6.440 metros de la superficie; ello significa que tiene 4.420 metros de altura. Si contamos que el
Mauna Loa -mayor volcán detectado hasta entonces en la Tierra- tiene unos 10 km y que el
Olympus Mons de Marte alcanza los 26 km (
ver Olympus Mons, el volcán más grande del sistema solar), tal vez no llame demasiado la atención, pero es que lo impresionante empieza ahora.
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Corte sismológico de Tamu Massif |
El Tamu Massif, con 650 km de longitud, se extiende por la meseta oceánica
Shatsky Rise en una zona que ocupa 310.000 km2 (como toda Castilla, Andalucía y Extremaduras juntas), pero con la particularidad de que parte, no de la superficie continental como el gigante marciano, sino que hunde sus raíces a 30 km de profundidad de ella, lo que haría que semejante edificio volcánico se elevase más de 34 km desde su punto de inicio. Ahí es nada. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, ya que, por lo que parece, el Olympus Mons tiene un 20% más de masa que el
megavolcán terrestre posiblemente debido al particular nacimiento del Tamu Massif.
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Comparación con Olympus Mons |
El origen de este gigante magmático los científicos lo sitúan en un punto de colisión entre tres
placas tectónicas que empezó a emitir lava muy fluida hace entre 145 y 130 millones de años, es decir entre el
Jurásico y el
Cretácico. El Tamu Massif -en la actualidad apagado- se levantaría entonces a base de coladas masivas continuas en el tiempo, extendiéndose varios centenares de kilómetros por el fondo debido a la extrema fluidez de su lava. Ello acabó por crear unas pendientes que difícilmente llegan a 1 º, pero que llegaron a formar el grueso del volcán rápidamente. El equipo de Sager, que piensa que el volcán funcionó durante solo unos pocos millones de años -aunque no se tiene muy claro el porqué de esta brevedad-, también especula con que el volcán no llegó a la superficie oceánica. De esta forma, a parte de haber podido enganchar a algún
plesiosaurio despistado (
ver Nahuelito, el esquivo monstruo de la Patagonia) por la zona de actividad, la formación de este monstruo basáltico no habría afectado en exceso a la fauna del momento.
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Barco de Investigaciones Resolution |
En conclusión, que nuestro planeta, cada vez que pensamos que lo conocemos como la
palma de la mano, y como quien saca un conejo de la chistera a cada nuevo estudio, acaba por sorprendernos con un nuevo "truco" que nos deja absolutamente descolocados. Los científicos, esa gente rara que prefiere conocer íntimamente el mundo que nos rodea a ver como Kiko Matamoros
rozna sobre el Mundial, son la avanzadilla del conocimiento humano sobre el planeta. Un planeta que, ya sea grande como es o pequeño como lo hemos hecho, esconde misterios insondables que merecen (¡y mucho!) el
respeto que no le tenemos en absoluto.
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Composición en 3D del Macizo del Tamu |
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