Hartura

Estoy harto de la ciudad, de su ruido infernal, de su salvaje tránsito, de su histérica vida sin sentido, de su cancerígena contaminación, de su superpoblación agobiante, de sus desquiciantes semáforos, de sus árboles podridos, de su aire envenenado, de sus aires acondicionados, de su asfixiante isla de calor, de sus mierdas de perro por doquier, de sus pestilentes containers, de sus caros servicios, de su agua asquerosa, de sus meados rincones, de sus guarras calles, de sus inútiles políticos, de su funcionariado prepotente, de su permanente sensación de inseguridad ciudadana, de sus pedigüeños profesionales, de su borreguil transporte público, de los que se bañan en perfume, de sus insoportables quillos tuneros-regaetoneros, de sus asquerosos pijos creídos, de sus noches de insomnio, del galimatías inacabado de sus carriles-bici, de su egoista población, de su inhumanidad, de su especulación inmobiliaria,de su ilógica lógica, de su...

Lo siento, pero jamás entenderé a quien le guste la ciudad.

Necesito vacaciones.