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¿Conoces mi último libro?

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Pobles Medievals de Catalunya (2024)

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Capítulo 7: El asunto del canal

Perro, Cafetera y Otilio.

Ayer, a algún cabrón, se le ocurrió poner una cafetera-bomba frente al Instituto Italiano de Barcelona. Se dió aviso a la policia tras detectar el artefacto explosivo y ésta se presentó en el lugar a los pocos minutos. ¿Resultado? Un policía herido y el perro, lanzado a 6 metros de distancia, muerto por la explosión. Por lo visto, el perro se acercó a inspeccionar, tocó la cafetera y explotó. Hasta aquí puede considerarse todo como normal, dado el riesgo evidente que había en la situación. Al fin y al cabo, solo hubo que lamentar la muerte del perro. Sin embargo si miramos con un poco más de atención, veremos que la sombra tan española de Pepe Gotera y Otilio -chapuzas a domicilio- es alargada.

El perro, un labrador de nombre Pretto de 2 años, no correspondía a la sección de artificieros -Tedax-, sino a la de guias caninos de la Policia Nacional, por lo que uno no se explica para que lo llevaron allí. Para mas inri, el pobre perro estaba "en practicas", ya que solo llevaba 6 meses de entrenamiento, por lo que era muy arriesgado enviar un perro de esas características por su inexperiencia, y más si pensamos que a la bomba se le veían los cables. El animal, tocó el cacharro y salió despedido.

Para acabar los despropósitos, el policía herido, al cual no se le ocurrió otra cosa que enviar al chucho "atado con una correa larga". Habida cuenta la detonación, que envió al perro casi a la otra punta de Barcelona y reventó una pesada puerta de fundición, aún tuvo suerte de que no lo tuvieron que bajar de un árbol. Sin duda hay grandes profesionales en el cuerpo, pero esta visto que entre col y col, siempre hay alguna lechuga. Bueno... en este caso un "lechuguino" que sacrificó la vida de un perro tontamente y puso la suya en peligro.

Este pais es de miedo. Somos capaces de obtener premios Nobel, pero a la vez somos capaces de meter la pata hasta el corvejón y de la forma mas tonta. Y si alguien se mueve en el mundillo de los técnicos, me podrá dar la razón cuando digo que toda obra -"maestra" o no-, almenos en España, viene precedida por una cantidad de "chapuzas" impresionante. Y que si no pasa nada más habitualmente, es porque Dios no lo ha encontrado oportuno.

Sin ir mas lejos, hace unos dias me instalaron la calefacción -sí, con toda la calor. Cuando vino el técnico oficial de la caldera e hizo la puesta a punto, no se le ocurrió otra genial idea que comprobar la estanqueidad del circuito de gas natural ¡pasando un mechero por las juntas!. Yo estuve por meterme en un armario, pero aguanté el miedo y le pregunté ¿con un mechero?. Y me contestó que sí, que la experiencia le decía que era mas seguro que con el agua y el jabon habitual. De todas formas, me confesó que alguna vez se había chamuscado el flequillo con algún fogonazo. Increible.

¿Se imaginan que hubiese pasado si hubiese dado con una hipotética bolsa de gas? ¡Lo mas cerca que encuentran el edificio sería en Pernambuco! Sin embargo, lejos de tomar precauciones, se metió en la boca del lobo; afortunadamente todo estaba en orden, pero actuaciones como ésta entre profesionales son excesivamente habituales.

A veces tienes suerte y no pasa nada. Otras veces has de recoger un perro con una escoba.

Comentarios

  1. Un amigo mío lampista/instalador me ponía los pelos de punta con sus historias de este tipo.

    Y una época que trabajé en la zona de seguridad de cierto aeropuerto... ¡acojonarse es poco! Entre el técnico borrachuzo que se encerraba en su despacho a beber, ignorando los télex, hasta el que aprovechaba que hubieran avionetas libres en el aeroclub para largarse (de servicio) a Mallorca y volver, para pasar el rato. Y tanto en Tenerife como en Barcelona me dejaron pasar más tarde en las zonas restringidas con un 'pase de seguridad' caducado, con la fecha en que cumplía mi contrato y por tanto el pase impresa claramente cruzando todo el pase. Ya te digo, pánico me daba.

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  2. Vaya... no sabía todos esos despropósitos sobre la bomba de Barcelona. Muchas chapuzas, ciertamente. Pobre perro... En fin.

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  3. A mi me parece que si se supiese la realidad de algunas zonas de "alta seguridad" (prisiones, centrales nucleares, polvorines...) mas de uno se iba a vivir a alguna isla de mitad del oceano.

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  4. Estuve trabajando en un aeropuerto durante cierto tiempo. Era asombroso lo fácil que resultaba saltarse el control policial o introducir en el edificio objetos no autorizados...

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  5. Pobre perrico. Me da pena el pobre bicho, que no sabía ni lo que hacía ni lo que olisqueaba. Ellos trabajan pensando que juegan.
    :(

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