Silencio. Se perpetra.

Si alguna cosa hay que mas miedo me provoca es la todopoderosa y prepotente maquinaria del estado, más incluso que algunos tipos de terrorismo que nos son vendidos como el mismo demonio. Ayer, sin ir más lejos, el estado británico impuso tras los atentados el más férreo bloqueo informativo que se pueda ejercer en una sociedad

Tras los incidentes, todos los medios de comunicación quedaron súbitamente ciegos, sordos y mudos. Allí no pasó nada. Incluso un accidente de coche proporciona mayor número de imágenes e informaciones. El colmo de la desinformación llegó con los mismos usuarios de metro y a los que cogieron aviones, que se habían encontrado con algunas restricciones pero que no sabían ni que había habido una cadena de atentados. Lamentable

Los servicios de inteligencia dieron las mil excusas posibles para explicar el exagerado apagón informativo que llevó durante 7 horas a no tener ningún tipo de información fiable. Muchas de estas excusas apelaban a la misma seguridad ciudadana, pero hubo una razón que se ahorraron y que era la que -sobretodo y antetodo- pretendían conseguir: ojos que no ven, corazón que no siente. La gente exenta de información queda exenta a su vez de reacción. Una reacción airada que dirigiría su mirada, no sólo a los terroristas, sino a los propios poderes fácticos que no habrían evitado la tragedia. Sin embargo, ningún gobierno está dispuesto a afrontar su parte de culpa de esta forma. El 11-M el gobierno español ya intentó de forma chapucera (y así le salió) lo que este 7/7 ha hecho el gobierno británico de forma magistral: reducir un atentado sangriento y cruel donde los haya a la mínima expresión. La ignorancia y la típica flema británica, hicieron el resto.

La opinión pública es muy voluble y cualquier minucia difundida por los altavoces que son los medios de comunicación puede provocar su movilización, tanto a buenas, como a malas. Las buenas interesa hacerlas saber a bombo y platillo y los gobiernos utilizan los mass-media insistentemente para conseguir sus fines políticos, pero las malas no. Las malas se han de callar a cualquier precio,y si se ha roto un plato, si no lo sabe nadie, no habrá consecuencias. El problema es que más que un plato, lo que se rompió ayer fue una vajilla entera compuesta de muchas vidas inocentes. Razón de más para callar.

Si miramos las razones últimas de los atentados mas allá de los locos suicidas que hicieron explotar las bombas, todas tienen como punto de partida algún conflicto de intereses entre paises ricos y paises pobres. Los paises ricos quieren aprovecharse de los recursos de los pobres y para ello no dudan en imponer su ley, una ley que no respeta ni pueblos, ni derechos humanos, ni códigos éticos ni morales, ni nada...creando injusticias que son el caldo de cultivo de los terroristas. Si se conoce -porque aunque parezca mentira, se conoce- ¿Porqué no se ataja de raiz?. Intereses económicos y de poder; siempre el maldito conflicto de intereses.

Nos quejabamos no hace mucho del aislamiento informativo que sufrían los paises de la extinta URSS, pero cayó el Muro de Berlin y pensamos que ya todo había pasado a la historia.Pero no.

El Telón de Acero no cayó para desaparecer, sino para globalizarse.