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Todo el mundo conoce el dicho latino de "Carpe Diem", pero casi nadie lo que le sigue: Memento Mori (recuerda que vas a morir). ¿Un olvido colectivo? ¿O el ciego que no quiere ver? Muchas cosas hay en esta vida dignas de olvidar y muchas otras dignas de que se sepan. Sea lo que sea, no te lo tomes muy en serio: Memento Mori!
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Escrito por
Ireneu Castillo
Las infaustas mujeres-chicle
Tenemos en L’Hospitalet un monumento abstracto que se llama “L’Acollidora” (La acogedora) porque está dedicada a la ciudad y a su tradición de inmigración. A esta estatua, donde se insinúan los rasgos de una mujer, le sale un supuesto brazo de la cabeza, de tal forma que se la bautizó con cierta sorna como “la del hachazo en la cabeza”. Sea por esto o por otra cuestión, años a venir, diversas asociaciones tomaron esta estatua como escaparate donde denunciar los diferentes episodios de violencia de género contra las mujeres, y cada vez que se produce uno aparece un folio pegado con el nombre, la fecha y la causa. Resulta realmente inquietante ver que cada vez que se pasa por delante de aquella figura, aparece un nombre de mujer nuevo. Más que una estatua es un auténtico monumento funerario.
Tengo claro porqué existe tal alud de violencia para con las mujeres por parte de los hombres, ya que todos los roles antaño evidentes y estrictos de poder a favor de ellos se están cayendo a pedazos y muchos complejos que escondían tras ese poder están quedando al descubierto. No es muy agradable ver crudamente nuestras miserias, y hay quienes lo pagan con quien tienen más cerca. Sin embargo, lo que me deja totalmente patidifuso es ver que una y otra vez, las mujeres tropiezan con la misma piedra. Tal vez sea porque tengo un punto de vista masculino, pero no lo llego a comprender.
Yo, soy feminista convencido, hasta el punto de creer que esta sociedad debiera estar regida por las mujeres porque, en general, se mueven como pez en el agua en las relaciones sociales, mientras que los hombres no lo hacemos tan cómodamente. Asimismo creo que las mujeres –excepto en cuestiones de fuerza física- tienen una capacidad superior que los hombres, y que son capaces de llegar al máximo en las tareas que se le encomiendan. Sin embargo, son tan capaces de llegar a ser “lo más”, que lo son hasta en lo que no debieran serlo: en ser tontas. Tontas de aguantar lo que no debieran, tontas en perdonar cuando no toca, tontas de no querer romper con el presente cuando resulta evidente que no es el mejor camino.
Una pareja problemática en que la mujer es maltratada, normalmente no lo es de la noche a la mañana, sino que suele empezar con situaciones desagradables de agravio por parte del “macho”. Insultos, desplantes, celos, situaciones feas, que presagian lo que ha de venir detrás y que a pesar de ser unos síntomas muy claros, una importante cantidad de mujeres no toman en consideración, llegando a los extremos de todos conocidos y por todo el mundo llorados. Ya le dediqué un post a una situación en concreto hace un tiempo (ver El reality show de la violencia de género).
¿Porqué son capaces de hacer como el chicle, que cuanto más las pisan, más se pegan? ¿Porqué no se sueltan de ese futuro horrible y que es una muerte anunciada a la larga? ¿Qué tienen miedo a perder en una relación que las denigra? ¿Son masoquistas?
De verdad, que por más que le doy vueltas no le encuentro una razón sensata a ese proceder, y sería interesante encontrarla porque seguramente en ella está el quid de la cuestión para evitar tanta sangría femenina.
¿Alguien tiene idea?
Un auténtico monumento funerario |
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Por extraño que pueda parecer, hay muchas razones para pegarse como el chicle a quien te maltrata: el miedo suele estar detrás de todas ellas, la culpa mal entendida también, la dependencia, el hábito (como el tabaco: sabes que te va a matar pero sigues enganchado a él)...
ResponderEliminarSaludos
Pues ni idea. Desde fuera parece incomprensible, pero a saber qué pasa por sus cabezas...
ResponderEliminarA todo esto, en el antispam pone "wifevdr" (wife=esposa). Qué cosas...
Te puedo hablar en primera persona del tema: una vez tuvo que venir la nacional a sacar al padre de mi hijo de casa, tras romper la puerta del portal y la de mi casa, destrozar muebles y ventanas... por haberse enterado de que yo tenía pareja de nuevo. Él tenía ya una hija de dos años y otra de cuatro, en aquella época, con su nueva pareja.
ResponderEliminar¿Por qué dejamos que lleguen hasta ese punto? ¿No nos damos cuenta?
Empieza como lo del hábito del tabaco, como dice Odyseo, pero luego es más como la coca o el jaco (imagino, no uso pero estoy rodeada de usuarios...). Primero es una experiencia extraña, y no hay violencia aunque sí podrías adivinarla. Pasión extrema en lo bueno y lo malo, relación tormentosa... vas habituándote a los 'subidones' y crees que controlas los 'bajones'.
Y todo el mundo cree que controla, y que 'eso le pasa a la otra gente'.
Es difícil resumirlo, pero yo siempre he sido muy independiente, he tenido mi propio trabajo e incluso mantuve al individuo en cuestión a veces. Soy el típico caso de maltrato psicológico continuado que acabó en ataque físico y acoso durante meses... pese a que no cuadrara en el perfil de mujer maltratada
Aún hoy en día, hay locales por los que solíamos ir con mis amigos a los que prefiero no ir, por si me encuentro con el energúmeno...
Además de las cosas que retienen (hijos, casa, estabilidad) pero que gracias a Dios cada vez importan menos, creo que esto demuestra que estar enamorado/a de alguien no tiene nada que ver con la forma en que esa persona te trate. El ser humano es así.
ResponderEliminarYo tampoco puedo entenderlo, supongo que hay un momento en el que la degradación como persona impide que te rebeles.
ResponderEliminarNo creo en "perfiles", creo que desgraciadamente cualquiera de nosotras puede ser una mujer maltratada, y si eres capaz de rebelarte corres el riesgo de que te maten, porque careces de la protección de las instituciones (y eso es una triste realidad, por mucho que digan lo contrario)
tampoco puedo entender es la actitud de la sociedad frente al maltratador, se me revuelve el estómago cada vez que salen los vecinos en la tv diciendo "era una persona normal, muy atento, no entendemos que pasó por su cabeza, que pena" cuando al maltratador se le debía aislar más que a un leproso
Desgraciadamente, la educación nos ha enseñado a las mujeres a obedecer porque somos inferiores (eso nos decían). Por suerte, muchas nos libramos de esa educación (por edad o familia)o la ignoramos incluso. Pero muchas mujeres, jóvenes incluso, buscan desesperadamente un hombre al que aferrarse y no soltarlo jamás pase lo que pase. Es su forma (desadaptativa) de sentirse "realizada".
ResponderEliminarScratty, en mi caso ni siquiera era una relación "estable" en la que nos aferráramos el uno al otro, sino una relación abierta pero admito que obsesiva. Hasta ese momento nos habíamos tratado de tú a tú, dos seres iguales frente al univrso y blable bli blo blu, con lo cual cuando la cosa empezó a cambiar, se achacaba a las drogas, a la tensión, a que le sentó mal el pollo al chilindrón...
ResponderEliminarY como todo el mundo nos conocía como una pareja diferente, ambos muy fuertes e inteligentes y con carácter muy independiente, no podían creer que él estuviera haciendo lo que yo decía, y hasta alguno me dijo que me había pasado llamando a la policía cuando me estaba destrozando la casa y amenazando de muerte, con una mesa en la mano...
Y el entorno era muy fashion, todos un grupo de diseñadores, djs, músicos y demás, con lo que tampoco era La Maru y Su Manolo... Vamos, que vinimos a traer un vómito de cruda realidad en un mundo moden·no y technicolor.
No es la educación. No es el entorno social. Sinceramente, no sé lo que es.