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Vaca marina de Steller |
A estas alturas, no vamos a descubrir que
el hombre es un lobo para el hombre -como decía Hobbes- y para todo el resto del planeta. Sabemos que la acción humana está acabando con un montón de especies animales y vegetales a un ritmo
endiablado, pero lo que no podemos ni llegar a comprender es la espeluznante velocidad a que lo hacemos. Hubo una especie que, después de su descubrimiento, acabamos con ella nada más pasados 27 años:
La vaca marina de Steller.
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Eran demasiado pacíficas |
Georg Wilhelm Steller, un naturalista y físico alemán, iba embarcado en la expedición rusa que, comandada por el capitán danés
Vitus Bering, descubrió las islas Aleutianas en
1741. En esta expedición por el mar de Bering, una tormenta echó a pique el barco en el que iban y se vieron obligados a refugiarse en una isla en la que permanecieron 10 meses, antes de poder salir apañando un bote con los restos del naufragio. Durante ese periodo, el capitán Bering murió, así como 28 tripulantes más, pero descubrieron un curioso animal que parecía una mezcla entre un manatí y una vaca marina, que
era muy fácil de matar y que les sirvió de alimento a los supervivientes. A la isla le pusieron
Isla Bering en nombre del capitán fallecido; al animal lo bautizaron con el nombre de su descubridor.
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Comparativa entre sirénidos |
La
vaca marina de Steller (
Hydrodamalis gigas) tenía
entre 8 y 9 metros de largo, y podía llegar a pesar unas 10 toneladas. Tenía una piel muy dura y con una grasa sabrosa y abundante que hacía las veces de sustituto de la
mantequilla. Debido a sus grandes dimensiones, no salía prácticamente del agua y era eminentemente
vegetariana, hasta el punto que no tenía dientes, sino placas óseas estriadas con las que machaba su alimento. Este animal, que vivía en las
islas del Comandante y en la isla Bering era tremendamente pacífico y no se inmutaba lo más mínimo cuando tenía a los hombres cerca, por lo que era muy fácil matarlos. Steller, durante sus 10 meses de "robinsón", hizo un estudio detallado de este animal, el cual, cuando volvieron a Europa dieron a conocer... para desgracia del pobre bicho, claro.
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Islas del Comandante |
Desde
1742, hasta 19 expediciones se alimentaron y cazaron este animal, del cual
se aprovechaba todo. La carne era gustosa, los huesos se utilizaban para hacer navajas y la grasa, además de para los candiles, se utilizaba para curar el
escorbuto debido a su alta proporción de vitamina C. Para su desgracia, tan solo se extraía
uno de cada cinco animales arponeados o disparados, ya que huían hacia el fondo, y allí acababan pereciendo. La caza masiva de este sirénido había dado el banderazo de salida... y casi el de llegada.
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Se aprovechaba todo |
En
1763, ya quedaban tan pocos que se desestimó su caza, y en
1769, murió el último ejemplar del que se tenía noticia. Tan solo
27 años después de su descubrimiento, la vaca marina de Steller yacía en el cajón de las especies
eliminadas de la faz de la Tierra gracias a la mano del hombre. De todas formas, cuando esta especie fue descubierta, ya presentaba una distribución muy reducida, lo cual era un serio handicap para el animal. Ello hace pensar que la especie estuviera en un proceso de desaparición, y que, por su debilidad, no pudo soportar el mazazo de la codicia humana.
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Esqueleto reconstruido | |
Se especula que la caza masiva de la
nutria marina por sus pieles, hizo crecer las poblaciones de erizos de mar hasta niveles nunca vistos, provocando la destrucción de los algares en los que pastaban las vacas marinas de
Steller. Ello habría acelerado el continuo declive de la especie -de lenta reproducción- y su aislamiento a los sitios más recónditos y apartados, hasta su total eliminación (
ver Wrangel, el dominio del último mamut).
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Busto de Vitus Bering |
Sea como fuere, la mano del hombre dio la puntilla a una especie simplemente por el provecho económico. Esperemos que las técnicas de reproducción y
clonación avancen lo suficiente como para poder recuperar las especies que jamás deberíamos haber hecho desaparecer.
El tiempo lo dirá.
Muy buen artículo sólo una puntualización la frase del inicio "El hombre es un lobo para el hombre" (Homo homini lupus est) es una locución latina creada por el comediógrafo latino Plauto (254-184 a. C.) en su obra Asinaria. Y popularizada por el filósofo Thomas Hobbes en el Siglo. XVII no por Descartes que en todo caso la parafrasearía de Hobbes.
ResponderEliminarBonsaiGirona ...¿y yo porqué he metido a Descartes entre Hobbes y Rousseau? En fin... gracias por estar al quite. Ya està corregido. Saludos! :-)
ResponderEliminarJajaja era una mera observación por cierto no querría crear equívocos, no soy Julià. Aunque aparezca como identificador BonsaiGirona (aunque también lo conozco).
ResponderEliminarSalutacions molt bon article reitero.
David
Jo si soc Julià i me voy a dormir.
ResponderEliminarBuen artículo como siempre.
Apa, bona nit.
Jajaja! Aquí sou tots benvinguts, no patiu! ;-) Gràcies per llegir-me i pels vostres comentaris. Bona nit! :-)
ResponderEliminarBuen post.
ResponderEliminares la locución de Plauto, en concreto.