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Recreación Lago Missoula |
Normalmente, la superficie de la tierra ha sido modelada por el constante ir y venir de los
agentes atmosféricos y geológicos en un lento devenir de millones de años (
ver La Torre del Diablo, una misteriosa montaña de película). Sin embargo, no todo ha sido placidez y constancia a la hora de formar según qué parajes, donde la tierra se ha visto modificada de forma
súbita y violenta. Lo primero que se nos viene a la mente son volcanes o terremotos, pero el agua puede llegar a ser tan incontrolable como una erupción y muchas veces
más peligrosa todavía. Tal es el caso del
Lago Missoula.
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Esquema marcando el dique de hielo. |
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Hace entre 7.000 y 10.000 años, en el hemisferio norte, se estaba batiendo en retirada el gran casquete polar que se había formado debido a la última
glaciación (
ver El Diluvio del Mar Negro.). Aún, a pesar del retroceso, los glaciares continuaban bajando desde este poderosísimo casquete en su continuo descenso de valles y montañas. En algunos casos, estos glaciares generaban auténticos
diques que al barrar el desagüe de las aguas de fusión del casquete formaban tras de sí extensos lagos como el
Missoula, ubicado al borde de la gran masa polar boreal, actualmente en el estado de
Montana (EE.UU.).
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Erosión por inundación |
Este lago, represado por una gran lengua de
hielo que podía llegar hasta los
650 m de altura, tenia unas dimensiones considerables. Con una superficie de 7.770 km2, albergaba hasta 2.100 km3 de agua, o lo que es lo mismo, la mitad del lago Míchigan. Esta gran cantidad de agua embalsada debía generar una fuerte
presión sobre la pared del dique que lo encerraba, con el consiguiente peligro de colapso de la masa de hielo. Lo peor del asunto es que se han encontrado signos geológicos que evidencian que así pasó,
provocando la mayor inundación de la que jamás se haya tenido conocimiento.
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Marcas de antiguas orillas del Missoula. |
Los datos son, sencillamente,
escalofriantes. La rotura del dique de 650 m de altura provocó un aluvión de agua que descendía hacia el Pacífico en un caudal de 40 o 60 km3 de agua por hora y una velocidad de 60 km/h, llegando a un máximo de
130 km/h. Esta inimaginable arroyada, precedida por una imponente onda de presión, generó la energía que produciría una bomba de
4.500 megatones (la mayor bomba atómica detonada por el hombre tuvo "tan solo" 50 -
ver La Bomba del Zar, la bomba nuclear que asesinó a la Tierra), tardando muy pocas horas en llegar a la costa del Pacífico, por el actual curso del río
Columbia, a más de 500 km de la zona de rotura del dique. Nada se resistía al avance de unas aguas desbocadas, que al llegar a su desembocadura arrastraba sus sedimentos a más de
2.000 kms mar adentro.
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Megaondulaciones. |
El cataclismo fue
total y absoluto y hoy día aún se pueden observar las señales dejadas en los fondos de los valles excavados por la riada. Ondulaciones (llamadas
Ripples) como las dejadas en la arena de las playas por las olas, pero de tamaño de decenas de metros; rocas inmensas transportadas lejos de su fuente de origen debido a los icebergs que arrastraba el agua; cascadas de
120 m de alto, diez veces más largas que las del Niágara actualmente secas e inútiles (y por ello conocidas como
Dry Falls -cataratas secas-), pero que en su momento hicieron de escalón a una capa de agua de más de
90 metros de altura en caída libre a 100 km/h; grandes cañones excavados en el
loess periglacial y en las rocas volcánicas subyacentes, que canalizaban y daban impulso a las aguas y que son todas ellas visibles hoy día.
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Rocas trasportadas por la riada. |
Es prácticamente imposible para nosotros hacerse a la idea del espectáculo que significa semejante monstruo, el bramido del cual se podía escuchar
a más de 30 km de distancia. También hay que decir que nada ni nadie que estuviera en la capacidad de verlo en primera fila sería capaz de contarlo. La naturaleza, con una violencia sin igual en la capa de la tierra no quería testigos. Y si difícilmente concebimos una riada de proporciones bíblicas... ¿se puede imaginar que el mismo cataclismo se produjera
más de 40 veces? "Too much pal body", que diría un castizo que supiera inglés.
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Vista aérea de Dry Falls |
Efectivamente, una serie de geólogos, entre ellos el español
Gerardo Benito, Profesor de Investigación del Centro de Ciencias Ambientales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, determinaron que estas riadas se producían cíclicamente. A cada rotura del dique de hielo que cerraba el lago se sucedía un periodo de relativa calma que permitía a la lengua glaciar avanzar por su valle y provocar un nuevo cierre, represando el agua que bajaba por el valle en el que desembocaba y creciendo el nivel hasta que la presión de base del agua provocaba una nueva rotura y, por tanto, una nueva
megainundación.
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Capas de inundaciones consecutivas. |
Según se tiene constancia, el proceso se repitió hasta una cuarentena de veces durante un periodo de 2.000 años, hasta que el retroceso generalizado del casquete glacial impidió la formación de nuevos diques y dejó a todo el sistema sin utilidad ninguna, pero dejando el testimonio inerte de la violencia que puede tener la naturaleza en un momento dado y, para la cual, no estamos ni siquiera preparados para concebir (
ver Wellington 1855, el terremoto que emuló a la Atlántida).
La geología se ha movido siempre entre el Uniformismo (lo que actúa hoy, ha actuado siempre) y un Catastrofismo que implicaba un cataclismo a cada modelado de la corteza terrestre. Actualmente, parece claro que la Tierra se ha movido por los dos parámetros cuando mejor le ha convenido y que los estudios cada vez más detallados de los restos que encontramos nos llevan a un conocimiento cada vez más preciso de nuestro medio ambiente, sorprendiéndonos y lo que es peor, inquietándonos, a cada nuevo paso.
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Dry Falls, 5 km de antiguas cataratas. |
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