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La Estatua de la Libertad |
Nueva York, aparte de por sus rascacielos, es conocida en el mundo entero por la
Estatua de la Libertad que está instalada a la entrada de su puerto. Esta colosal estatua de 46 metros de alto (sin contar la peana) construida por el escultor
Auguste Bartholdi, fue un regalo francés al pueblo estadounidense en conmemoración del centenario de su independencia y, desde su erección en 1886, ha sido la imagen icónica de la ciudad de Nueva York. Esta escultura, llamada originalmente "
La libertad iluminando el mundo", además de ser el símbolo de Nueva York, ha sido ampliamente reproducido por el mundo entero como símbolo de la
libertad humana, y una de las reproducciones más tempranas la tenemos en
Barcelona. ¿Harto de pasear por la
Ciudad Condal y no la ha visto? Pues entonces poco se prodiga por las bibliotecas públicas.
Mal hecho.
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Dorso de la estatua |
Si pasea por el Paseo de Sant Joan de
Barcelona, es posible que ante la enormidad del
Arco de Triunfo de la exposición de 1888 le pase desapercibida una pequeña joya modernista en forma de biblioteca pública llamada la
Biblioteca Arús. Esta biblioteca, la primera pública de la ciudad (1895) y legado del famoso filántropo y masón
Rossend Arús (ver Los símbolos masónicos de la fachada del ayuntamiento de L'H) es actualmente una fuente obligada para todo aquel interesado en la masonería. Pero para acceder a ella es necesario subir una elegantísima escalera de mármol y, al final de ella, podremos observar una reproducción en bronce oscuro de unos dos metros de alto de la Estatua de la Libertad que ilumina, impertérrita, a todo aquel visitante que busca ser iluminado por todo el saber que encierra la biblioteca tras sus puertas.
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Manel Fuxà |
Esta estatua, encargada un año antes
ex profeso para la biblioteca Arús, fue construida por el famoso escultor
Manuel Fuxà i Leal (el autor del Sant Jordi del Saló de Cent del Ayuntamiento de Barcelona o la estatua a Lope de Vega en la Biblioteca Nacional de Madrid) el cual se encargó de hacer la copia a escala del original neoyorquino. Sea como sea, no fue
Fuxà el que hizo la estatua de bronce en sí -se puede ser un maestro de la escultura y no tener ni idea de fundición- sino que eso quedó a manos del maestro broncista italiano
Odoardo Luis Razzauti, el cual repujó en plancha de bronce el modelo en escala reducida proporcionada por
Fuxà. No obstante, la reproducción no es perfecta.
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La Estatua de la Libertad original |
Efectivamente, cuando
Fuxà diseñó la Estatua de la Libertad de la biblioteca Arús, no la diseñó exactamente igual a la de
Liberty Island. En vez de poner "JULY IV MDCCLXXVI", es decir, 4 de julio de 1776 (fecha de la declaración de independencia americana) que es lo que pone en el libro que sostiene con su brazo izquierdo la estatua de Nueva York, Manuel Fuxà escribió en latín "
Anima Libertas" (Libertad del Alma). De esta forma, la estatua proclamaba a todo aquel que la viera la libertad de conciencia que podría encontrar en aquel edificio, ya fuera por el acceso al saber que allí se acumulaba o por la proscrita adscripción
masónica de sus patrocinadores.
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Acceso a la biblioteca |
Con todo, a pesar de que la figura fue construida para ser colocada en el vestíbulo de la
biblioteca pública Arús el hecho de que la estatua se acabase con antelación a la fecha efectiva de inauguración de la biblioteca, permitió que este monumento en miniatura (si puede entenderse como miniatura una efigie de más de 2 metros) estuviera expuesto un poco más de un mes a partir de mediados de septiembre de 1894 en el salón principal de la redacción de
La Vanguardia, la cual se encontraba en la Rambla de los Estudios, nº7. La inauguración oficial -ya que oficiosamente ya se había abierto al público anteriormente- fue el día 24 de marzo de 1895.
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Rótulo de entrada |
La
Estatua de la Libertad, obvia el decirlo, brilló con luz propia el día de la inauguración, y desde entonces no se ha movido de su situación de honor; posición que ha permitido que nuestra protagonista, durante120 años, haya visto pasar mucha
historia a sus pies. A pesar de todo ello, guste o no, la dejen lucir o la apaguen, sea grande o pequeña, la libertad humana, la filantropía, en definitiva,
el saber, seguirá iluminando imperturbable como un faro una humanidad que, desgraciadamente, vive sumida en las tinieblas de la
ignorancia más escandalosa.
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La Libertad, también ilumina Barcelona |
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Comentarios
Tengo foto, pero no sé adjuntarla por aquí.