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Capítulo 7: El asunto del canal

Alicante, el Punto Cero y el menguante nivel del mar en la costa del Maresme

Estación de Premià de Mar
Estación de Premià de Mar
Cuando viajamos en tren por la costa del Maresme, a parte de poder disfrutar del magnífico (ejem) servicio de Cercanías de Renfe, podremos ver cómo el mar, por obra y gracia de los puertos deportivos construidos a cascoporro durante los 90, se ha comido buena parte de la costa (ver Temporales de impaciencia). Es justamente en la estación de Premià de Mar que el agua ha llegado prácticamente al pie del andén,  hasta el punto que ha tenido que ser protegido con un malecón. Sin embargo, a pesar de esta situación tan “remojada”, llama la atención la existencia de una placa de altitud del Instituto Geográfico Nacional que marca unos 7 metros sobre el nivel del mar, la cual cosa no deja de sorprender en tanto que resulta evidente que no hay tanta distancia entre el agua y la señal. ¿Qué pasa aquí? ¿Se han equivocado? ¿Han puesto la placa como les ha salido de salva sea la parte? No, no ha sido nada de eso...¿se ha fijado que en esas placas pone alguna cosa de “nivel del mar en Alicante”? Pues justamente la costa alicantina tiene la clave. 

Placa en la estación de El Masnou
Placa en la estación de El Masnou
Hasta no hace mucho tiempo, todas las estaciones de ferrocarril españoles disponían de una placa de hierro fundido en que el Instituto Geográfico y Estadístico señalaba la altitud de dicha estación respecto el “nivel medio del Mediterráneo en Alicante”. El elemento se ha mantenido o perdido según la sensibilidad patrimonial de los responsables de las obras de reforma que durante el tiempo han sufrido las estaciones, pero si algo destacaba es aquel “en Alicante”. ¿Porqué ha de ser el nivel del mar en Alicante y no en Valencia, Málaga o Barcelona? Aunque parezca mentira tiene su razón de ser.

Plano de Montjuïc (S.XVIII)
Plano de Montjuïc (S.XVIII)
Según avanzaron las técnicas de conocimiento del mundo que nos rodea durante el siglo XIX, los estados vieron la necesidad de disponer de mapas topográficos que, más allá de los subjetivos mapas existentes hasta entonces, informaran de las alturas concretas de cada relieve en cada territorio y permitiera hacer, sobre todo, unos catastros útiles para los diferentes fiscos europeos -dígales tontos. No obstante, y si bien las técnicas geométricas ya estaban desarrolladas y habían permitido la determinación de los paralelos, meridianos y la del propio metro (ver La historia del metro o cuando la globalización se volvió necesaria), la concreción de las alturas de las montañas necesitaban de una red topográfica que partiera de una base estable. Y, en este caso, la mejor opción era el nivel del mar, habida cuenta que el agua en su superficie tiende a ser plana. El único inconveniente era la determinación de ese nivel ya que, entre olas y mareas, la superficie del mar es tan quieta y estable como la cola de una lagartija. 

Escalera de la Reina y Punto 0
Escalera de la Reina y Punto 0
Así pues, la única forma de obtener un nivel del mar estable que pudiese ser utilizado como estándar fue calcular su nivel medio a partir de una serie muy larga de datos de niveles reales. Una serie que cada país buscó, o halló, en donde pudo, pero que en la España del siglo XIX no se tenía, si bien desde 1853 se disponía del mareógrafo de Alicante, que no pasaba de ser una regla milimétrica ubicado en la conocida como Escalera de la Reina en el interior del puerto. Ante la evidencia de que la costa alicantina es la zona de menos variación del nivel de España (entre la marea alta y la baja hay tan solo 43 cm de diferencia, -ver La bahía de Fundy o las mareas de siete pisos) de un mar ya de por sí estable como es el Mediterráneo (el hecho de que Alicante sea considerada como “el Puerto de Madrid”, no tuvo ningún peso, faltaría más), en julio de 1870 se hizo que un operario tomase la medida del mar cada día a las 9, a las 12, a las 15 y a las 18 h. Una toma de datos sistemática que terminó en febrero de 1874 y que sirvió para determinar el nivel medio a partir del cual comenzar a confeccionar la red topográfica española.

Escalón con el NP-1
Escalón con el NP-1
De esta forma, a partir del dato del mareógrafo, se determinó el primer punto geodésico de precisión, el cual se ubicó en el primer escalón de la escalera interior del ayuntamiento de Alicante y que fue bautizado con el nombre de Nivel de Precisión 1 o “NP-1” para los amigos. Punto que se encontraba, de forma oficial a 3,4095 metros... “sobre el nivel medio del Mediterráneo en Alicante”, evidentemente.

Placa del Punto Cero
Placa del Punto Cero
A partir de este momento, los topógrafos extendieron la red geodésica principal avanzando hacia Madrid, hacia Barcelona y hacia Andalucía siguiendo las vías del ferrocarril, habida cuenta que el tren necesita trayectos lo más planos posibles, la cual cosa facilitaba la confección de una red topográfica nacional de gran extensión. Lógicamente, a partir de esta red principal sería más fácil crear la red secundaria y, con el tiempo tener cartografiado todo el territorio español. Faena que, en su formato de mapas a escala 1:50.000 no acabó hasta el año 1968. Pero... ¿entonces qué tiene que ver con el problema de la estación de Premià?

Tierra, Geoide y Elipsoide. Imágenes reales y la matemática
Imágenes reales y matemáticas
El hecho de tomar como referencia el nivel del mar, por muy teórico que sea tiene que ser contrastado con la realidad y, en este caso, resulta que la superficie del mar no es igual en todos lados porque la tierra no es esférica, sino achatada por los polos (el conocido como "geoide"). Ello significa que, cuanto más al norte, menos distancia hay al centro de la Tierra, por lo que la superficie del mar y, por tanto los relieves, están en proporción más bajos, necesitando una serie de rectificaciones de los cálculos para adaptarse a la realidad. El avance de las ciencias topográficas y geodésicas posteriores han ido adaptando las medidas iniciales, de tal forma que los mapas topográficos actuales ya incluyen las variaciones y rectificaciones locales, cosa que no han hecho las placas de hierro fundido instaladas durante el siglo XIX y que han fosilizado una lectura que si bien es cercana a la realidad no es exacta y más, si, como ocurre en la actualidad, el nivel del mar por acción del cambio climático está aumentando. 

Mareógrafo de Marsella
Mareógrafo de Marsella
Así las cosas, cada país adoptó un punto en que el nivel medio del mar fuera lo suficientemente representativo como para desarrollar su propia red cartográfica (Holanda en Amsterdam, Francia en Marsella, Gran Bretaña en Newlyn, Cornualles, y España en Alicante), adaptándose a las características geográficas de cada uno y, como siempre pasa, muchos jugando con sus intereses políticos (ver El wolframio o la batalla perdida por la química española). No en vano casi todos los países de la órbita ex-soviética se basan en el nivel medio del mar en Kronstadt, una isla ubicada en el Báltico en frente de San Petersburgo

Superficie real, geoide y elipsoide
Superficie real, geoide y elipsoide
Por su parte, los países que no tienen costa, o bien utilizan el que correspondería a la representación matemática del planeta (en tanto que utilizar una pelota abollada por todos lados como base es un follón, se han inventado una superficie matemática que se adaptaría al máximo a la forma real de la Tierra y que se conoce como elipsoide) o bien utilizan el del país más cercano con mar, tal y como pasa con Andorra, que también utiliza el nivel de Alicante.

En definitiva, todo un prodigio matemático, físico y geográfico que, como muestra del intento de la Humanidad de comprender un planeta terriblemente complejo y dinámico, se esconde en forma de ignorada placa de hierro fundido ante nuestros siempre atribulados ojos.

NP-1, el primer punto topográfico de España
NP-1, el primer punto topográfico de España

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